Frivolidad expansiva

22/05/2012 at 3:13 am (Pensamientos)

Una lucha inflamada contra el desagradecimiento y el egoísmo es lo único que me hace plantarme unos límites y tejer paciencia para aguantar. Soy una gota de aceite en medio del océano; cuando viene una tormenta que me dispersa y me entremezcla con el agua y su sal sin llegar a fusionarme con ellas. Me vuelvo  purpurina. Un brillo en el que reflejarse ante problemas y que ya se agrupará sola de nuevo.

Una ingenuidad con legañas, me intenta convencer de que lo que se ve es mi propia autosuficiencia y fortaleza de titan, mientras la experiencia le da una piruleta y la manda a echar la siesta. El junco se dobla, aguanta el agua y no se ahoga. Qué bonito. Ahora es cuando me fundo con la madre naturaleza y voy con pies descalzos. Las narices. Ni soy una planta ni esto es el campo, no deja de ser una jaula de cemento y hierros llena de cristales. Cortan más de lo que brillan. 

Pero por esto no voy a dejar de ser como soy. Confiaré en la gente, hasta que vea que no se puede. Me llevaré mis hostias, y pondré la otra mejilla. Tonta, pero no me quedo con el remordimiento de no haber dado mi brazo a torcer. Me seguiré preocupando por otros, aunque tenga que adivinar cuando me necesitan y aún así avisarles de cuando les necesito yo. Gruñiré para acto seguido decirles que les quiero y que no pasa nada, aunque se me escape una lágrima.

Todo eso es muy pacífico… hasta que llegue al fondo. Gritaré a la oscuridad hasta desgañitarme y luego me curaré la garganta, pero habré aprendido los límites de mi voz. Tengo una melodía interna más fuerte que todo eso. La cantaré a modo de nana, hasta que se la aprendan de memoria y sepan tranquilizarse con su simple recuerdo. Susurraré al oído de los malditos durante sus pesadillas, a modo que sea su propio subconsciente quien decida si usarla de bálsamo o de guía hacia sueños aún más oscuros.

No hay nada peor que la frivolidad, el remordimiento y el engaño. Se entretejen cubriendo a sus creadores hasta hacer la soga que les ata. Pero nadie les salvará, puesto que ellos mismos han borrado su presencia.

Amén de lo a gusto que se queda una cuando es clara y concisa.

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